Tras las largas y penosas luchas por Guadalcanal y las Salomón, la campaña de las Marianas de 1944 representó un salto adelante en el asalto al cinturón defensivo japones durante la campaña del pacífico de la segunda guerra mundial. Con bases en las islas marianas, los norteamericanos rompían por su centro el anillo exterior defensivo conquistado por los japoneses en 1942 y amenazaban al mismo Japón, mientras una segunda rama de la ofensiva se centraba en alcanzar las filipinas por el sur. De todos los objetivos en las Marianas, el más tentador era el de Guam, la isla más grande del archipiélago, tomado por los estadounidenses a España en 1898. Por tanto, en el caso de Guam, los americanos luchaban por reconquistar su propio suelo.
En principio la invasión, cubierta por una enorme flota de apoyo, estaba prevista para el 18 de junio, tres días después de la invasión de Saipan, la otra posición clave del archipiélago. Sin embargo estos cálculos se revelaron optimistas por dos factores: La guarnición de Saipan era mayor de lo esperado y opuso una fiera resistencia, y por otro lado el asalto a su cinturón defensivo provocó la reacción de la Kido Butai o flota combinada Japonesa, que planteó batalla en lo que se convertiría en el "tiro al Pato" de las marianas.
Por ello, la invasión se retrasó un mes y pico, hasta que el 21 de julio de 1944 los marines asaltaron simultáneamente ambas partes de la península de Orote, en Guam, tras un bombardeo aéreo y naval masivo. La resistencia fue notable pero ambas cabezas de playa se consolidaron. Los japoneses lanzaron múltiples contraataques, sobre todo mediante técnicas de infiltración nocturna, pero fueron rechazados con graves pérdidas. Sin suministros ni municiones y tras perder a su general al mando, los japoneses se retiraron a las alturas del centro de la isla, y posteriormente hacia el centro de la misma. Como de costumbre, prefirieron morir a caer prisioneros. A principios de agosto la resistencia efectiva había cesado. Los japoneses habían perdido más de 18.000 muertos, y tan sólo 480 fueron hechos prisioneros. Las pérdidas norteamericanas fueron de 1.747 muertos y 6.053 heridos.
Un hecho curioso que daría lugar a muchas leyendas, con un gran trasfondo de verdad como se verá, fue la existencia de combatientes japoneses aislados en la jungla que no se enteraron del fin de la guerra. En Guam, poco después del final de la guerra, tres marines americanos fueron emboscados por supervivientes japoneses y muertos, pero sin duda lo más espectacular fue cuando en 1972 unos cazadores encontraron en una cueva en medio de la selva de Guam al sargento del ejército imperial Shoichi Yokoi. había sobrevivido en aquel medio manteniendo su particular estado de guerra durante 27 años.
Los norteamericanos construyeron tres grandes bases aéreas en Guam, además de almacenes de suministros y bases navales y de submarinos. Desde esas bases, los bombarderos pesados B-29 podían alcanzar las islas del archipiélago Japonés. La campaña de bombardeo americana devolvería a Japón al medievo. El mismo Enola Gay despegaría de Tinian, en las Marianas, rumbo a Hiroshima.
Fuentes: Wikipedia.
En principio la invasión, cubierta por una enorme flota de apoyo, estaba prevista para el 18 de junio, tres días después de la invasión de Saipan, la otra posición clave del archipiélago. Sin embargo estos cálculos se revelaron optimistas por dos factores: La guarnición de Saipan era mayor de lo esperado y opuso una fiera resistencia, y por otro lado el asalto a su cinturón defensivo provocó la reacción de la Kido Butai o flota combinada Japonesa, que planteó batalla en lo que se convertiría en el "tiro al Pato" de las marianas.
Por ello, la invasión se retrasó un mes y pico, hasta que el 21 de julio de 1944 los marines asaltaron simultáneamente ambas partes de la península de Orote, en Guam, tras un bombardeo aéreo y naval masivo. La resistencia fue notable pero ambas cabezas de playa se consolidaron. Los japoneses lanzaron múltiples contraataques, sobre todo mediante técnicas de infiltración nocturna, pero fueron rechazados con graves pérdidas. Sin suministros ni municiones y tras perder a su general al mando, los japoneses se retiraron a las alturas del centro de la isla, y posteriormente hacia el centro de la misma. Como de costumbre, prefirieron morir a caer prisioneros. A principios de agosto la resistencia efectiva había cesado. Los japoneses habían perdido más de 18.000 muertos, y tan sólo 480 fueron hechos prisioneros. Las pérdidas norteamericanas fueron de 1.747 muertos y 6.053 heridos.
Un hecho curioso que daría lugar a muchas leyendas, con un gran trasfondo de verdad como se verá, fue la existencia de combatientes japoneses aislados en la jungla que no se enteraron del fin de la guerra. En Guam, poco después del final de la guerra, tres marines americanos fueron emboscados por supervivientes japoneses y muertos, pero sin duda lo más espectacular fue cuando en 1972 unos cazadores encontraron en una cueva en medio de la selva de Guam al sargento del ejército imperial Shoichi Yokoi. había sobrevivido en aquel medio manteniendo su particular estado de guerra durante 27 años.
Los norteamericanos construyeron tres grandes bases aéreas en Guam, además de almacenes de suministros y bases navales y de submarinos. Desde esas bases, los bombarderos pesados B-29 podían alcanzar las islas del archipiélago Japonés. La campaña de bombardeo americana devolvería a Japón al medievo. El mismo Enola Gay despegaría de Tinian, en las Marianas, rumbo a Hiroshima.
Fuentes: Wikipedia.
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