lunes, 2 de mayo de 2011

28 de julio de 1945: Hundimiento del destructor "USS Callaghan", último buque hundido por impacto de un Kamikaze


Sin ánimo de pretender una coincidencia temporal con el anuncio hoy de la muerte de quien planeó los quizá mas famosos ataques suicidas llevados a cabo con aviones, nos ocupamos hoy del hundimiento del destructor "USS Callaghan" en las operaciones contra la isla de Okinawa, en las últimas fases de la campaña del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial, precisamente por un ataque suicida llevado a cabo por un avión japonés, uno de los famosos "Kamikazes". Al destructor le correspondería el dudoso honor de ser el último buque hundido por esta táctica desesperada, así como ser el último destructor hundido durante la II guerra mundial.

El Callaghan era un destructor de la clase fletcher, Fue puesto en grada el 21 de febrero de 1943 y botado el 1 de agosto de 1943. Producto de su época, la clase fletcher evidencia el tremendo esfuerzo productivo y la capacidad de construcción naval norteamericana que se pusieron en marcha tras Pearl Harbor. En dos años los astilleros estadounidenses entregaron nada menos que 175 de estos destructores de poco más de 2.020 toneladas de desplazamiento a plena carga. Resultaron unos buques excelentes, marineros y muy bien armados para su época. Su adecuado armamento antiaéreo resultaría asimismo muy bienvenido en los intensos combates aeronavales a los que los nuevos destructores tendrían que enfrentarse. Muchos de esta clase sobrevivirían hasta la guerra de vietnam, y otros acabaron formando parte de otras marinas tras ser cedidos por los EE.UU. De hecho la clase fletcher sería usada por las marinas de: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Grecia, Italia, el propio Japón, México, Perú, Corea del Sur, Taiwan, Turquía, alemania y España, que operaría 5 de estos destructores cedidos entre 1957 y 1960, renombrados como clase Lepanto o "5 latinos", y que serían retirados entre 1985 y 1987. Como testimonio del éxito de esta clase, el último de ellos fue retirado del servicio activo por la armada de México nada menos que en el 2002, siendo adquirido de nuevo por los EE.UU. para ser habilitado como museo.

La aparición de los kamikazes supuso un impacto terrible en las tripulaciones navales estadounidenses. ¿Cómo se podía parar un avión cuyo piloto sólo debía preocuparse por impactar contra tu buque, sin siquiera contar con sobrevivir a la misión?. El concepto mismo de los kamikazes era una táctica desesperada, ya que implicaba la necesaria muerte de pilotos entrenados y la pérdida de aviones imprescindibles para una hipotética victoria. En ocasiones anteriores se habían dado casos de pilotos que, tocados de muerte y sabiendo que no podrían sobrevivir, habían estrellado sus aviones ardiendo contra buques enemigos. Pero con la creación del grupo especial de ataque en octubre de 1944 bajo el mando del vicealmirante Onishi, se crearon tácticas especiales y lo que antes era una anécdota se convirtió en una realidad pavorosa. Grupos de cazas Zero cargados con una bomba de 250 kg se lanzaron en masa sobre las fuerzas navales estadounidenses en Filipinas.

Con el paso del tiempo y conforme se invadían islas más cercanas a Japón, más y más pilotos y modelos de aviones se modificaron para misiones Kamikaze. Si bien en su época y durante mucho tiempo se hablaría de que había listas de espera para entrar en el cuerpo especial y del entusiasmo con el que los jóvenes pilotos se inmolaban, nuevas revelaciones relatan cómo la tragedia de su destino fue impuesto por una autodisciplina que sin embargo no podía enmascarar lo absurdo de su muerte incluso para los propios implicados. Lo cierto es que bombarderos, cazas obsoletos, aviones de entrenamiento e incluso aviones cohete especialmente modificados fueron usados de forma masiva. Su impacto en la contienda fue considerable pero su sacrificio no pudo sino demorar lo inevitable u ocasionar más pérdidas al enemigo en una guerra perdida. Los Kamikazes acabarían hundiendo a unos 49 buques de guerra, entre ellos varios portaaviones de escolta, dañando muchos más y provocando más de 40.000 bajas a la US. Navy.

Ente las tácticas usadas para afrontar a los kamikaze por los aliados, una de las más exitosas suponía la ubicación de una línea de destructores equipados con radar a unos 80 km de la flota principal. de esta forma se ganaba en preaviso, aprovechando además el hecho de que si los pilotos veían la línea de destructores podían confundirla con la flota principal y atacarlos, librando así a los buques más valiosos. De hecho la experiencia confirmaba que buena parte de los kamikazes atacaban a esta línea de prealerta radar. Los destructores afrontaban así una mayor exposición, y fueron responsables del derribo de centenares de kamikazes. Sin embargo, no fue gratis. 17 destructores fueron hundidos en esta tarea. Hubo un destructor que acabó pintando en su cubierta un gran cartel con una flecha y la inscripcion "american carrier THAT way".

El apogeo de la ofensiva kamikaze se dió con el ataque aliado a Okinawa. Esta isla ya era territorio japonés, y las flotas estaban al alcance de los aviones basados en el propio archipiélago de Japón. En esta operación se perdería el Callaghan. El 28 de julio de 1945, el destructor se unió a la línea de preaviso, tras llevar a cabo labores de escolta antiaérea del grupo principal, durante las cuales había abatido a varios aparatos japoneses, y 24 horas antes de ser relevado y enviado de vuelta a EE.UU. En este caso sería diferente. Un biplano de entrenamiento japonés, seguramente un entrenador avanzado Type 93 se acercó al buque, que disparó con todas sus armas, consiguiendo repeler el ataque. Sin embargo el japonés se acercó posteriormente sin ser detectado a muy baja cota y alcanzó al destructor en la banda de estribor. El Callaghan se hundió, ardiendo furiosamente por la explosión de sus municiones antiaéreas. 47 tripulantes de su tripulación de 329 hombres murieron. Serían las últimas victimas de los kamikaze. Al menos, durante un tiempo...

Fuentes: wikipedia, uboat.net