Al que suscribe estas líneas le vienen a la cabeza imágenes estremecedoras cuando con mucha menor frecuencia de lo que se debiera se habla del desastre ecológico que hoy sigue provocando una plataforma petrolífera destruida por un accidente en el golfo de México. El hecho de que sólo nos acordemos "de vez en cuando" de que cada minuto se derraman al Mar Caribe, prodigio de vida, toneladas de crudo, sin que exista un plazo concreto para que la empresa que provocó el desastre solucione el escape, por no hablar del mal que no se puede ya reparar, dice muy poco de nuestra conciencia ecológica y del respeto por el gran azul. Este hecho, que hubiese hecho morir de pena al mismo Cousteau si no fuese porque lamentablemente ya está muerto, resulta más doloroso a un gallego que lo ha tenido que vivir y ver en las costas que tanto ama.
Esta filípica no tendría sentido si no nos encontrásemos con que no es la primera vez que pasa algo parecido, y probablemente no sea la última. Así, nos encontramos con que el 6 de julio de 1988 la plataforma petrolífera PiperAlpha fue destruida por una explosión accidental. El suceso tuvo lugar en el Mar del Norte. La plataforma había sido construida en Cherburgo, y constaba de 4 módulos separados por barreras antiincendios. Empezó a operar a finales de 1976 en el campo petrolífero Piper, a unas 120 millas al noreste de Aberdeen y en unos 474 metros de profundidad.
El fatal accidente se produjo fundamentalmente por la adaptación de la plataforma para operar con gas natural aparte de con petroleo. Nuevas tuberías se sumaron a los oleoductos que bombeaban crudo desde otras dos plataformas cercanas y hacia la terminal Flotta, en las Orcadas. Entonces, el 6 de julio de 1988, un fallo al encender una bomba de condensacion de gas que no estaba equipada con válvula de seguridad provocó una fuga, y antes de que nadie pudiese hacer nada, se produjo una monumental explosión. Los mamparos antiincendios estaban diseñados precisamente para eso, para contrarrestar incendios, y no una explosión de gas, con lo que cedieron y el fuego se extendió por todos los módulos. Los operarios supervivientes tuvieron que evacuar el puesto de control de la plataforma, pero antes consiguieron activar el cierre de emergencia que hizo que ésta cerrase la extracción de crudo (algo que no ha pasado con la plataforma de BP).
Las llamas impidieron que los trabajadores pudieran alcanzar las balsas salvavidas. Tuvieron que refugiarse en el módulo de personal bajo la plataforma de helicópteros, que pronto empezó a ser inundada por el humo. Lo lamentable de esto es que el fuego se hubiese extinguido por sí solo si no fuera porque las otras dos plataformas conectadas a la Piper Alpha continuaron bombeando combustible, y la presión de retorno hizo que siguiese manando crudo directamente sobre el foco del incendio. Las plataformas continuaron en marcha hasta que se produjo una segunda explosión, y la razón era que la compañía no daba permiso para un parón en la producción que tendría unos costes exhorbitantes. Poderoso caballero...
Las consecuencias no se hicieron esperar. tres de los módulos de la plataforma cayeron al mar, incluyendo el compartimento donde se habían refugiado los supervivientes. De 224 trabajadores presentes en la plataforma, sobrevivieron sólo 59. Dos tripulantes de un buque de rescate murieron también en la segunda explosión.
Lo más lamentable es que hoy, más de 20 años después, tengamos que sumar otra efeméride prácticamente igual a esta, igual de lamentable que no hayamos encontrado una alternativa energética limpia y eficiente, o que ésta no se implante por la misma razón por la que en su día se dejó morir a la gente de la Piper Alpha, que no es otra que alguna gente dejaría de ganar mucho dinero. Ese es el mundo en que vivimos. Hoy la plataforma Piper Bravo opera sólo a 120 metros de los restos de su antecesora. Por supuesto, la concesionaria de la plataforma fue encontrada culpable del desastre y las muertes, pero no se presentaron cargos criminales contra nadie. ¿Les suena? a mí mucho.
Fuente: Wikipedia.
Esta filípica no tendría sentido si no nos encontrásemos con que no es la primera vez que pasa algo parecido, y probablemente no sea la última. Así, nos encontramos con que el 6 de julio de 1988 la plataforma petrolífera PiperAlpha fue destruida por una explosión accidental. El suceso tuvo lugar en el Mar del Norte. La plataforma había sido construida en Cherburgo, y constaba de 4 módulos separados por barreras antiincendios. Empezó a operar a finales de 1976 en el campo petrolífero Piper, a unas 120 millas al noreste de Aberdeen y en unos 474 metros de profundidad.
El fatal accidente se produjo fundamentalmente por la adaptación de la plataforma para operar con gas natural aparte de con petroleo. Nuevas tuberías se sumaron a los oleoductos que bombeaban crudo desde otras dos plataformas cercanas y hacia la terminal Flotta, en las Orcadas. Entonces, el 6 de julio de 1988, un fallo al encender una bomba de condensacion de gas que no estaba equipada con válvula de seguridad provocó una fuga, y antes de que nadie pudiese hacer nada, se produjo una monumental explosión. Los mamparos antiincendios estaban diseñados precisamente para eso, para contrarrestar incendios, y no una explosión de gas, con lo que cedieron y el fuego se extendió por todos los módulos. Los operarios supervivientes tuvieron que evacuar el puesto de control de la plataforma, pero antes consiguieron activar el cierre de emergencia que hizo que ésta cerrase la extracción de crudo (algo que no ha pasado con la plataforma de BP).
Las llamas impidieron que los trabajadores pudieran alcanzar las balsas salvavidas. Tuvieron que refugiarse en el módulo de personal bajo la plataforma de helicópteros, que pronto empezó a ser inundada por el humo. Lo lamentable de esto es que el fuego se hubiese extinguido por sí solo si no fuera porque las otras dos plataformas conectadas a la Piper Alpha continuaron bombeando combustible, y la presión de retorno hizo que siguiese manando crudo directamente sobre el foco del incendio. Las plataformas continuaron en marcha hasta que se produjo una segunda explosión, y la razón era que la compañía no daba permiso para un parón en la producción que tendría unos costes exhorbitantes. Poderoso caballero...
Las consecuencias no se hicieron esperar. tres de los módulos de la plataforma cayeron al mar, incluyendo el compartimento donde se habían refugiado los supervivientes. De 224 trabajadores presentes en la plataforma, sobrevivieron sólo 59. Dos tripulantes de un buque de rescate murieron también en la segunda explosión.
Lo más lamentable es que hoy, más de 20 años después, tengamos que sumar otra efeméride prácticamente igual a esta, igual de lamentable que no hayamos encontrado una alternativa energética limpia y eficiente, o que ésta no se implante por la misma razón por la que en su día se dejó morir a la gente de la Piper Alpha, que no es otra que alguna gente dejaría de ganar mucho dinero. Ese es el mundo en que vivimos. Hoy la plataforma Piper Bravo opera sólo a 120 metros de los restos de su antecesora. Por supuesto, la concesionaria de la plataforma fue encontrada culpable del desastre y las muertes, pero no se presentaron cargos criminales contra nadie. ¿Les suena? a mí mucho.
Fuente: Wikipedia.
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