Tras este nombre tan sugerente y evocador de grandes epopeyas y batallas se narra una increíble ordalía, es cierto, pero de un carácter muy diferente. El mundo en el que vivimos es el que es en buena medida gracias a la comunicación, y al tránsito de datos entre todos los países del globo. Esta tendencia se radicalizó con la aparición del fenómeno de internet, y la necesidad de comunicar en tiempo real países a miles de kilómetros y facilitar el tránsito de datos entre los mismos.
Ello supuso un nuevo reto para las comunicaciones, y en especial para las comunicaciones transoceánicas. Sin embargo, ahora mismo estas palabras pueden leerse en diferentes continentes y a miles de kilómetros, gracias al cable de fibra óptica y, entre otros, a la operación "Atlantis II". Este fue el proyecto de tendido de un cable submarino de fibra óptica entre Europa y América del Sur. Bajo la dirección de la empresa adjudicataria, la francesa Alcatel-Techint, se formó un consorcio de empresas españolas, francesas, portuguesas, alemanas, brasileñas, italianas y argentinas. El cable partiría de Lisboa y discurriría hacia las Islas Canarias, Cabo Verde, Las Toninas (Argentina), Montevideo y finaliza en Rio de Janeiro. Todo un periplo subatlántico.
Las labores de tendido fueron llevadas a cabo por los siguientes buques cableros: N.C. Vercors (Francia); C.S. Teneo (España); C.S. Teliri (Italia) y Maersk Defender (Dinamarca). Eran los encargados de tender el cable y los correspondientes repetidores (uno cada 50 km). Con ello se andaba el penúltimo paso desde el tendido del primer cable submarino, en 1840. En aquella ocasión fue un cable de cobre que un pescador "rescató" del fondo a los dos días de su tendido. Ahora se trata de un triple cable de fibra óptica del grosor de un cabello envuelto en una capa de plástico con resina, cubierto por una malla de alambres de acero y un tubo de cobre, contenido dentro de un tubo de plástico de apariencia siliconada. Todo ese conjunto está embutido en un tubo de aluminio electrostático y finalmente cubierto por una capa de goma vulcanizada.
La labor de los buques cableros es ardua y lenta, con un tendido a una velocidad sostenida de unos tres nudos. Para hacerse una idea, simplemente cargar los depósitos de cable de uno de los buques puede llegar a tardar 3 días. Sin embargo, el 13 de junio de 1999 se procedió a la fase IV del proyecto, y tras un incidente en el que cayó al agua uno de los muertos del buque cablero, se puso fin a 13.000 km de viaje submarino. Un puente más entre dos mundos, con una capacidad de 2,6 Gbps.
Fuentes: marenostrum.org; buenrato.blogspot.com
Ello supuso un nuevo reto para las comunicaciones, y en especial para las comunicaciones transoceánicas. Sin embargo, ahora mismo estas palabras pueden leerse en diferentes continentes y a miles de kilómetros, gracias al cable de fibra óptica y, entre otros, a la operación "Atlantis II". Este fue el proyecto de tendido de un cable submarino de fibra óptica entre Europa y América del Sur. Bajo la dirección de la empresa adjudicataria, la francesa Alcatel-Techint, se formó un consorcio de empresas españolas, francesas, portuguesas, alemanas, brasileñas, italianas y argentinas. El cable partiría de Lisboa y discurriría hacia las Islas Canarias, Cabo Verde, Las Toninas (Argentina), Montevideo y finaliza en Rio de Janeiro. Todo un periplo subatlántico.
Las labores de tendido fueron llevadas a cabo por los siguientes buques cableros: N.C. Vercors (Francia); C.S. Teneo (España); C.S. Teliri (Italia) y Maersk Defender (Dinamarca). Eran los encargados de tender el cable y los correspondientes repetidores (uno cada 50 km). Con ello se andaba el penúltimo paso desde el tendido del primer cable submarino, en 1840. En aquella ocasión fue un cable de cobre que un pescador "rescató" del fondo a los dos días de su tendido. Ahora se trata de un triple cable de fibra óptica del grosor de un cabello envuelto en una capa de plástico con resina, cubierto por una malla de alambres de acero y un tubo de cobre, contenido dentro de un tubo de plástico de apariencia siliconada. Todo ese conjunto está embutido en un tubo de aluminio electrostático y finalmente cubierto por una capa de goma vulcanizada.
La labor de los buques cableros es ardua y lenta, con un tendido a una velocidad sostenida de unos tres nudos. Para hacerse una idea, simplemente cargar los depósitos de cable de uno de los buques puede llegar a tardar 3 días. Sin embargo, el 13 de junio de 1999 se procedió a la fase IV del proyecto, y tras un incidente en el que cayó al agua uno de los muertos del buque cablero, se puso fin a 13.000 km de viaje submarino. Un puente más entre dos mundos, con una capacidad de 2,6 Gbps.
Fuentes: marenostrum.org; buenrato.blogspot.com
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