Diez años antes de que el Titanic pasara, para su desgracia, a los anales de la historia, otro buque de pasajeros, más modesto y que enarbolaba bandera danesa, el SS Norge, se iba a convertir en el buque de pasajeros que más vidas perdió en el Atlántico.
Construido en 1881 el astillero belga de Alex Stephen & Sons, y bautizado originariamente como Pieter de Coninck, en 1889 pasó a manos de la compañía Dampskibs-selskabet Thingvalla, de Dinamarca, que lo rebautizaría como Norge, convirtiéndolo en el principal enlace entre tierras escandinavas y los Estados Unidos.
Hacía allí se dirigían tras zapar de Oslo (225 noruegos viajaban a bordo) un 28 de junio de 1904, con un buen número de inmigrantes embarcados, rumbo al país de las oportunidades sin saber que iban a dar forma a otro triste capítulo de la historia naval.
Aún no está del todo claro qué ocurrió, pero sí es seguro que el Norge chocó contra el peñón de Rockall, un trozo de piedra perdido en ninguna parte, a 300 kilómetros de la zona más cercana y en las 'proximidades' (quizás sea algo exagerado) de Irlanda.
Muchos de los pasajeros estaban durmiendo cuando se produjo el choque, y rápidamente el Norge se fue al fondo del Atlántico, aunque la tripulación pudo largar varios botes salvavidas. 635 pasajeros se ahogarían en las frías aguas del Atlántico Norte.
160 lograrían salvarse después de ocho días a la deriva. El vapor Silvia encontraría a buena parte de ellos hasta ponerlos a salvo, y una veintena lograron llegar a las costas de Sthetland.
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