Siguiendo con la racha de efemérides relacionadas con la segunda guerra mundial, toca hoy detenerse en la batalla que marcó el cambio de tendencia en la teatro de operaciones del pacífico, suponiendo un incuestionable fracaso para la hasta entonces invicta flota imperial japonesa, tras el empate técnico cosechado en la Batalla del Mar del Coral.
Tras sus imparables avances, los japoneses habían conquistado un perímetro defensivo muy extenso, como medio de proteger las islas niponas mediante una defensa adelantada. Ahora, tras consolidar dichos avances, se plantearon por el almirante Isoroku Yamamoto tres posibilidades de ofensiva: hacia Australia, La India o bien Hawaii. Este avance había sido desechado en un principio, pero en la doctrina de guerra naval japonesa, resultaba fundamental llevar a la flota enemiga a una batalla definitiva ahora que la superioridad naval estaba del lado nipón, Si se podía obligar a la U.S. Navy a plantear una batalla con sus fuerzas de portaaviones y se les derrotaba, la flota japonesa tendría campo libre en todo el pacífico y tal vez los americanos se aviniesen a una paz negociada.
Yamamoto tenía esto en mente, ya que como había advertido, a largo plazo la capacidad industrial estadounidense inclinaría la balanza. Había que aprovechar el momento. El objetivo que ofrecia mejores posibilidaes para esa batalla definitiva con los portaaviones enemigos era Hawaii, y como paso previo debía tomarse la isla de Midway, situada como su propio nombre indica a medio camino de todo en el pacífico, pero fundamentalmente en plena ruta directa a Hawaii desde Japón.
El criterio de Yamamoto, pese a que encontró algunas reticencias, prevaleció, y se organizó el ataque. Japón lanzaría una flota en torno a 4 grandes portaaviones de flota: Akagi, Kaga, Hiryu y Soryu, con más de 260 aviones de combate; una cortina de 15 submarinos se desplegó para cubrir la posible aparición de los portaaviones americanos; 2 acorazados, dos cruceros pesados, un crucero ligero y 12 destructores completaban la escuadra que cubría a la fuerza de invasión compuesta por ocho transportes escoltados por un portaaviones ligero, dos acorazados, ocho cruceros ligeros y diez destructores. La armada imperial venía con todo.
En el bando americano, la nueva ofensiva japonesa fue conocida con anticipación. Los americanos habían conseguido descifrar un buen porcentaje de los mensajes del la marina imperial japonesa. Sabían que se preparaba un golpe pero no dónde. Conocían las siglas en clave de los posibles objetivos, entre ellos midway, pero no cual correspondía a cada cual. De esta manera, el oficial de inteligencia Joseph Rochefort ideó la estratagema de radiar en claro un mensaje afirmando que Midway tenía problemas en el suministro de agua. La reacción japonesa informando de que "AF" tenía dichos problemas no tardó en llegar. El objetivo era Midway.
En ese momento, tras perder el Lexington en el Mar del Coral, el almirante Chester Nimitz sólo tenía a su disposición al Enterprise, al Hornet y al Yorktown, pero este último acababa de llegar renqueando a Pearl Harbor tras los daños sufridos en el Mar del Coral. Pese a ello, Una legión de soldadores y operarios consiguió reparar el buque de manera que sólo salió 48 horas más tarde que sus compañeros, el 29 de mayo de 1942. Al mismo tiempo toda una colección de aviones de todos los tipos se enviaron como refuerzo a Midway. Nimitz aceptaba el órdago de Yamamoto. Todos los portaaviones estadounidenses disponibles se expondrían a la batalla por Midway.
La fuerza japonesa llegó a distancia de ataque de la isla a las 3:00 horas del 4 de junio de 1942.El comandante en jefe de la fuerza de portaaviones, Almirante Nagumo, mandó desplegar una pantalla de aviones de reconocimiento que localizasen la posible presencia de portaaviones enemigos, su única preocupación. Sin embargo uno de ellos tuvo que regresar por problemas técnicos y no se envió otro. Su teórico rumbo le hubiese llevado a la flota americana, sita en el llamado point L o "punto suerte" al noreste de Midway. Fue un error fatal para los japoneses. Nagumo lanzó sus fuerzas contra midway, que arrasaron las instalaciones y dieron buena cuenta de las fuerzas aéreas de la isla, pero su defensa fue tan tenaz que se solicitó una segunda oleada.
En ese momento los aviones japoneses restantes estaban siendo cargados con torpedos para el caso de aparición de los portaaviones americanos. Nagumo ordeno su cambio por bombas. Casi al mismo tiempo era localizado por un hidro PBY Catalina que transmitió la posición al almirante Raymond Spruance, comandante de la fuerza de portaaviones estadounidense, que lanzó un ataque con los aviones del Enterprise y del Hornet. También los bombarderos con base en Midway se dirigieron a la zona, y fueron los primeros en lanzar su ataque, que sin embargo resultó infructuoso. Pero a las 8:35 un avión de reconocimiento japonés localizó al Yorktown, portaaviones con el que los japoneses no contaban, ya que lo daban por hundido en el Mar del Coral.
Enterado de la súbita aparición de esta amenaza, Nagumo ordenó volver a cambiar las bombas por torpedos. El caos se organizó en las cubiertas japonesas cuando fueron llegando los aviones procedentes de la primera oleada del ataque a midway y se volvían a armar éstos mientras se terminaba de cambiar el armamento a los restantes. Fue entonces cuando aparecieron las oleadas de ataque del Enterprise y el Hornet. Los primeros en atacar fueron los torpederos TBD Devastator, que fueron aniquilados por los zeros que defendían la flota, pero eso mismo hizo que no pudiesen ascender para interceptar a la siguiente oleada compuesta por bombarderos en picado SBD Dauntless que se habían retrasado al no encontrar en un primer momento a los japoneses. La sorpresa fue total. Los bombarderos obtuvieron repetidos impactos sobre las cubiertas atestadas de aviones y las municiones descargadas. El infierno se abrió sobre el Kaga, el Soryu y el Akagi. Sólo el Hiryu consiguió esquivar el ataque y a su vez lanzó a sus aviones contra el único blanco localizado, el Yorktown.
Este último ataque procedente del Hiryu obtuvo tres impactos de bomba en el portaaviones americano. Ahora los japoneses sabían ya que no había uno sino tres portaaviones enemigos en la zona, y se preparó una segunda oleada de ataque a tales blancos. Pero también el Hiryu había sido localizado y un nuevo ataque estadounidense acabó con el portaaviones japonés.
Así se cerraba la jornada que truncó de un golpe la capacidad ofensiva de la armada imperial japonesa. Los 4 portaaviones perdidos y las valiosísimas tripulaciones aéreas que se habían perdido eran irreemplazables, y su pérdida se haría sentir en los posteriores combates. Para empeorar las cosas, tras considerar continuar la campaña con el resto de las fuerzas y las que habían efectuado el ataque de distracción en las Aleutianas fue desechado al perderse la pista a la flota estadounidense, dueña de los cielos y por tanto libre de lanzar ataques a larga distancia, Yamamoto ordenó la retirada el día 5 en medio de una niebla que provocaría que los cruceros pesados Mogami y Mikuma se abordasen. Éste último sería localizado por los americanos al día siguiente y hundido.
El último zarpazo fue sin embargo favorable a los japoneses, ya que el submarino I-168 localizó al Yorktown cuando se intentaba remolcarlo y lo mandó al fondo junto con el destructor Hammann.
De esta manera el balance final de la batalla de Midway fueron 4 portaaviones y un crucero pesado por parte japonesa frente a un portaaviones y un destructor por parte estadounidense. Se perdieron 228 aviones japoneses por 98 americanos, con unas pérdidas humanas de 3.057 japoneses frente a 307 estadounidenses.
fuentes: Wikipedia
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