En los momentos en que uno se pone a buscar las efemérides del día, no puede evitar que en ocasiones se le vea un poco el plumero. Nos ha pasado con el Bismarck, nos viene pasando con la Royal Navy y con la Segunda Guerra mundial. Y hoy nos pasa con la Armada Española.
De esta manera, dejando para venideros años otras efemérides, hoy nos hacemos eco del origen del que hoy es la bandera oficial del Reino de España, pero que comenzó su singladura como pabellón de la Armada Española.
Así, en un principio la Armada Española venía utilizando como pabellón la cruz de borgoña en rojo sobre fondo blanco, divisa de la monarquía hispana desde tiempos de Felipe El Hermoso. Este pabellón cambiaría con la instauración de la monarquía borbónica en España con Felipe V (1700). A partir de entonces, se adoptaría un pabellón totalmente blanco sobre el que se superponían las armas reales.
Este diseño presentó algunos problemas, derivados principalmente del elevado número de reinos cuyo titular era un miembro de la casa de borbón. Así, los pabellones de Francia, Nápoles, Toscana, Parma o Sicilia resultaban muy similares al español. También cabía la posibilidad de confundirlo en un momento dado con el pabellón inglés. Lo cierto es que la apreciación correcta de la nacionalidad de un determinado navío cuanto antes en el mundo de entonces podía ser la diferencia entre verse sorprendido por el enemigo o no. Además, bastantes triquiñuelas se llevaban a cabo con los pabellones en la guerra naval de aquel entonces como para añadir más confusión.
De todas formas, la enseña de los borbones se mantuvo hasta 1875, cuando Carlos III encargó a su ministro de marina, Antonio Valdés y Fernández Bazán, un proyecto para la sustitución del pabellón, tanto para la marina de guerra como para la mercante. Se presentaron doce diseños al concurso, de los que el monarca escogió dos, ambos compuestos por franjas horizontales rojas y amarillas, variando entre ambos la anchura y distribución de las franjas rojas. La mejor explicación viene dada por el propio monarca en la Ordenanza General promulgada el 28 de mayo de 1785:
Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera Nacional de que usa Mi Armada Naval y demás Embarcaciones Españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos con la de otras Naciones, he resuelto que en adelante usen Mis Buques de guerra de bandera dividida a lo largo en tres listas, de las cuales la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de una cuarta del total, y la de enmedio, amarilla, colocándose en esta el Escudo de Mis Reales Armas, reducido a los dos quarteles de Castilla y León (...) todo con arreglo al adjunto diseño.
El pabellón de uso reglamentario en los barcos iría extendiéndose, primero a los puertos y fuertes costeros, después a los cuarteles y unidades militares, y por fin a todos los edificios oficiales en 1908.
Fuentes: Wikipedia, todoababor, protocolo. org
Imagen: "El Real Carlos" de Carlos Parrilla Penagos
De esta manera, dejando para venideros años otras efemérides, hoy nos hacemos eco del origen del que hoy es la bandera oficial del Reino de España, pero que comenzó su singladura como pabellón de la Armada Española.
Así, en un principio la Armada Española venía utilizando como pabellón la cruz de borgoña en rojo sobre fondo blanco, divisa de la monarquía hispana desde tiempos de Felipe El Hermoso. Este pabellón cambiaría con la instauración de la monarquía borbónica en España con Felipe V (1700). A partir de entonces, se adoptaría un pabellón totalmente blanco sobre el que se superponían las armas reales.
Este diseño presentó algunos problemas, derivados principalmente del elevado número de reinos cuyo titular era un miembro de la casa de borbón. Así, los pabellones de Francia, Nápoles, Toscana, Parma o Sicilia resultaban muy similares al español. También cabía la posibilidad de confundirlo en un momento dado con el pabellón inglés. Lo cierto es que la apreciación correcta de la nacionalidad de un determinado navío cuanto antes en el mundo de entonces podía ser la diferencia entre verse sorprendido por el enemigo o no. Además, bastantes triquiñuelas se llevaban a cabo con los pabellones en la guerra naval de aquel entonces como para añadir más confusión.
De todas formas, la enseña de los borbones se mantuvo hasta 1875, cuando Carlos III encargó a su ministro de marina, Antonio Valdés y Fernández Bazán, un proyecto para la sustitución del pabellón, tanto para la marina de guerra como para la mercante. Se presentaron doce diseños al concurso, de los que el monarca escogió dos, ambos compuestos por franjas horizontales rojas y amarillas, variando entre ambos la anchura y distribución de las franjas rojas. La mejor explicación viene dada por el propio monarca en la Ordenanza General promulgada el 28 de mayo de 1785:
Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la Bandera Nacional de que usa Mi Armada Naval y demás Embarcaciones Españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos con la de otras Naciones, he resuelto que en adelante usen Mis Buques de guerra de bandera dividida a lo largo en tres listas, de las cuales la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de una cuarta del total, y la de enmedio, amarilla, colocándose en esta el Escudo de Mis Reales Armas, reducido a los dos quarteles de Castilla y León (...) todo con arreglo al adjunto diseño.
El pabellón de uso reglamentario en los barcos iría extendiéndose, primero a los puertos y fuertes costeros, después a los cuarteles y unidades militares, y por fin a todos los edificios oficiales en 1908.
Fuentes: Wikipedia, todoababor, protocolo. org
Imagen: "El Real Carlos" de Carlos Parrilla Penagos
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